CRÓNICAS “APÓCRIFAS” DE UN PEREGRINO MEDIEVAL
TERCERA ETAPA – CAMINO DE ESPINOSA DE LOS MONTEROS
Los primeros rayos de sol lo despertaron. Sus pies habían mejorado. Pronto sonó la campana del monasterio. Bajó a oír misa. Después un buen tazón de leche con pan migado, una copita de aguardiente y un viático de pan y morcilla de Burgos se puso en camino con buenos ánimos. Visitó de paso Santa María de Siones y enseguida apretó la marcha. Le vino a la mente el recuerdo de su amigo Jean-Pierre que en Bilbao había decidido seguir el Camino del Norte arrostrando los peligros de los piratas, las muchas lluvias, los lugares pantanosos, las avenidas de los torrentes y los contratiempos del estado de los puentes de troncos destrozados por los temporales. Su idea era hacer el recorrido que tiempos ha había seguido su bisabuelo pasando por Liébana y la Cámara Santa de Oviedo. Pero él debía aligerar. Su deseo de libertad le empujaba tanto o más que su fe a medio hacer. Estos largos y enredados pensamientos le permitieron llegar a Irus casi sin darse cuenta. En la plaza del pueblo se encontró con otro peregrino que había tirado por el ramal de Nava de Ordunte. Mientras descansaban un rato el compañero le contó sus experiencias:
-Ha sido una vivencia fantástica. El Camino hace el recorrido de antiguas vías romanas de las que se conservan algunos restos sobre todo miliarios, unos cilindros de piedra para marcar las millas. Pasé también por Taranco. Este maravilloso Valle de Mena fue repoblado, una vez libre de los musulmanes, por el Abad Vitulo y el Obispo Juan que construyeron monasterios y levantaron fortalezas. Eso fue lo que permitió que los peregrinos de Santiago pudieran seguir esta ruta con seguridad. Aquí por Irus pasaba una importante vía romana que tú acabas de pisar.
-Tú sabes muchas cosas. Yo sólo frecuenté la escuela de la calle en un maldito pueblo de pescadores donde se había aposentado mi tatarabuelo, duro lobo de mar proveniente de las Rías Baixas. Se enamoró perdidamente de una bretona y aquí estoy yo. Como hombre culto me podrás enseñar muchas cosas mientras sigamos juntos. Es interesante saber, tener conocimientos, pero no viene mal también conocer las artimañas de la vida…
Bebieron unos tragos de agua de la fuente, mordisquearon un mendrugo y de nuevo en ruta. Pasaron por Bercedo frente a la iglesia románica de San Miguel pero no se detuvieron porque querían llegar a Espinosa antes de caer la noche. A la luz de las teas les pareció una villa señorial de nobles edificios. Nuestros peregrinos habían platicado mucho durante toda la andadura relatando sus respectivas andanzas. Jacques, que así se llamaba el peregrino que había pasado por Taranco, invitó a Guillaume a descansar aquella noche en una hospedería que le habían recomendado. Disfrutaron de una buena cena de productos del país: queso, embutidos, trucha y una infusión con miel de brezo. Todo adobado con una buena jarra de vino y rematado con licor de hierbas. Así que durmieron como dos botarates.